Separar las yemas. Poner en un cazo el azúcar, el agua y la vainilla y dejar que cueza despacio hasta que tenga punto de hebra fuerte. Añadir las yemas sin dejar de mover y cocer a fuego suave. Cocer hasta que empiece a ponerse espeso. Se deja enfriar y luego se hacen bolitas y se pasan por azúcar.
¡¡Esto no son yemas de San Leandro!! Ni se le parecen
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